jueves, 23 de diciembre de 2010

RELEXIONES SOBRE LA EDUCACION




A propósito del año de la docencia, extracte la siguiente nota, de un seminario sobre la educación, en una logia del valle de Santiago.
Para educar hay que saber. Un ciego no puede guiar los pasos de otro ciego. La pregunta es,
¿Cuánto vale el conocimiento que usamos para educar?
En medio del complejo mundo globalizado, lo complicado, es determinar los fines y objetivos. Ya que la crisis y disparidad económica-social contemporánea, hace necesario replantearse, y fijar y apoyarse en valores estables y su análisis depende, entre otras de las siguientes preguntas, ¿Cómo estamos?, ¿Hacia dónde vamos?, ¿Por qué y para qué?
Al hombre hay que educarlo en el respeto del hombre. Hay que crear en el, un antropocentrismo elemental, que a la larga es la base de toda civilización. La educación debe conducir a un mundo elevado, basada en valores donde sobresalga la libertad.
La educación también libera al hombre de su mundo inconexo, aislado y sumergido en el curso sin sentido de su crecer meramente natural.
Pero, para dar forma al educando, hay que preguntarse, ¿Qué es el hombre?, ¿cómo debe ser su estado su estado natural, social y moral?, ¿La educación violenta la naturaleza del hombre, o es sólo un benévolo estimulo que respeta su ser originario?
¿De dónde saca la generación formadora el derecho de ejercer influencia en la nueva generación? ¿La generación formadora tiene la capacidad de avizorar el futuro?
“No aprendemos para la vida, sino para la escuela” SENECA
La educación implica un cambio del saber y del espíritu e integración del individuo con la sociedad.
El profesional debe educarse para lograr una cosmovisión más amplia. Un individuo abierto a los demás, que ejerce la cooperación, que es la base de la fraternidad y del humanismo, que se perdió con el pensamiento materialista e industrialista del siglo XIX.
Las condiciones actuales, con muchos problemas, pero, con ventajas inmensurables, que no tenían nuestros antepasados, me refiero al adelanto científico, al conocimiento tecnológico, y la cantidad de conocimientos acumulados, por miles de años, lo que se le llama “herencia social”; nos da un impulso, que nos lleva, desde aquí hacia el futuro. Y dependerá de instituciones como la nuestra, de guiar en el momento adecuado, a las instituciones encargadas de impartir educación. No descuidando, también nuestros centros logiales, en que la docencia es la base del crecimiento, y camino a la perfección.

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