De la perpendicular a la horizontal; plomada y nivel
La plomada la joya del 2do vigilante; está relacionada con la fuerza de gravedad y la palabra sagrada del primer grado es “fuerza”, que centra la perpendicular perfecta; que simboliza la búsqueda constante de la verdad, un objetivo central en masonería. Así como la plomada indica la verdadera verticalidad, los masones buscamos verdades fundamentales que sirvan como guías para comprender la realidad y la existencia, a su vez implica un proceso de autoevaluación constante, asegurándose de que la construcción de nuestro carácter y vida esté alineada con la verdad y la rectitud.
En este sentido, la plomada invita a los pensadores a cuestionar sus propias percepciones y creencias, a asegurarse de que están en plomada con la realidad objetiva y no distorsionadas por prejuicios o ilusiones Esto implica un proceso constante de revisión y ajuste, similar a cómo se utiliza una plomada para asegurar que una estructura permanezca recta y estable durante nuestra construcción.
El nivel; joya del 1er vigilante, que nos da la horizontal perfecta, es un símbolo que representa equilibrio, igualdad, equidad, armonía y estabilidad, esta última palabra sagrada del 2do grado, tanto en el pensamiento como en la acción.
Este instrumento, adquiere un significado más profundo cuando se explora en el ámbito de la filosofía masónica, donde se conecta con ideas fundamentales sobre la justicia, la igualdad y el equilibrio en la vida humana y a la necesidad de encontrar un balance entre diferentes aspectos de la existencia: razón y emoción, trabajo y descanso, derechos y deberes, entre otros y en que ninguna parte de la vida domine o quede desatendida, sino que todas estén en proporción justa, creando un sentido de plenitud y bienestar.
En la ética aristotélica, el concepto de la mediana o el justo medio es central, y el nivel puede simbolizar esta idea. Aristóteles sostenía que la virtud reside en la moderación, en encontrar el equilibrio entre los extremos.
De la perpendicular al nivel, simboliza el movimiento desde la autoevaluación moral (plomada) hacia la aplicación de esos principios en la vida diaria, asegurando que el masón trate a todos con equidad y justicia (nivel).
La plomada asegura que el masón está bien fundamentado en sus principios, mientras que el nivel asegura que estos principios se apliquen de manera equilibrada y justa en sus interacciones con los demás.