miércoles, 11 de septiembre de 2024

 

QQHH RECIEN INICIADOS





Es un gran placer darle la bienvenida a nuestra centenaria logia Fraternidad N° 2, Hoy, comienzan un viaje que ha sido recorrido por generaciones, y ya somos más de mil iniciados en este camino de crecimiento en conocimiento y fraternidad.

La masonería es mucho más que una simple organización; es un camino hacia el crecimiento personal, autoconstrucción y la construcción de una comunidad basada en principios de verdad, justicia y amor fraternal.

Le invito abrazar estos principios con la mente abierta e inquisitiva. Aquí encontrarán no solo hermanos, sino una familia extendida que se apoya mutuamente en la búsqueda de un mundo mejor. Recuerden que cada uno de ustedes tiene un papel único y valioso, y estamos aquí, para emprender junto en este hermoso camino.

Cada día debemos preguntarnos ¿Qué me motivo haber ingresado a la, orden? ¿Qué me motiva persistir en la orden? Cada uno de nosotros mis QQHH debemos hacerlo, cada día, ¿Qué espero de la masonería en general? ¿Qué espero de mis hermanos en particular?

Todas las interrogantes son válidas, pero, se responde y complementa, con otras grandes interrogantes, ¿Qué puedo y estoy dispuesto hacer por mi crecimiento personal?, ¿Qué puedo y estoy dispuesto hacer por la orden?, ¿Qué puedo y estoy dispuesto hacer por mis hermanos?, ¿Qué puedo y estoy dispuesto hacer, para mejorar la sociedad? … Cuando tengamos la respuesta correcta a estas interrogantes, esto nos indicara que hemos empezado a crecer, hemos empezado a encontrar el camino de la virtud, hemos empezado hacer masonería.

Mis QQHH somos herederos de la tradición y ritos de la masonería, que son fundamentales para comprender nuestra identidad y propósito.

Los pilares fundamentales de la masonería son:  la libertad individual, la igualdad de todos los seres humanos y la fraternidad universal; En un marco de tolerancia hacia las diferencias y el respeto mutuo, creando un espacio donde se valoran las diversas creencias y perspectivas.

La masonería es una tradición que ha perdurado a lo largo de los siglos, un faro de luz en la búsqueda del conocimiento y la moralidad. A través de sus rituales y símbolos, nos conecta con un legado de sabiduría que ha guiado a generaciones en su camino hacia la perfección y por este medio, la mejora de la humanidad. Al unirnos a esta fraternidad, no solo honramos una rica herencia, sino que también asumimos la responsabilidad de llevar adelante sus principios en nuestro tiempo y espacio.

 

lunes, 26 de agosto de 2024

 

De la perpendicular a la horizontal; plomada y nivel



La plomada la joya del 2do vigilante; está relacionada con la fuerza de gravedad y la palabra sagrada del primer grado es “fuerza”, que centra la perpendicular perfecta; que simboliza la búsqueda constante de la verdad, un objetivo central en masonería. Así como la plomada indica la verdadera verticalidad, los masones buscamos verdades fundamentales que sirvan como guías para comprender la realidad y la existencia, a su vez implica un proceso de autoevaluación constante, asegurándose de que la construcción de nuestro carácter y vida esté alineada con la verdad y la rectitud.

En este sentido, la plomada invita a los pensadores a cuestionar sus propias percepciones y creencias, a asegurarse de que están en plomada con la realidad objetiva y no distorsionadas por prejuicios o ilusiones Esto implica un proceso constante de revisión y ajuste, similar a cómo se utiliza una plomada para asegurar que una estructura permanezca recta y estable durante nuestra construcción.

El nivel; joya del 1er vigilante, que nos da la horizontal perfecta, es un símbolo que representa equilibrio, igualdad, equidad, armonía y estabilidad, esta última palabra sagrada del 2do grado, tanto en el pensamiento como en la acción. 

Este instrumento, adquiere un significado más profundo cuando se explora en el ámbito de la filosofía masónica, donde se conecta con ideas fundamentales sobre la justicia, la igualdad y el equilibrio en la vida humana y a la necesidad de encontrar un balance entre diferentes aspectos de la existencia: razón y emoción, trabajo y descanso, derechos y deberes, entre otros y en que ninguna parte de la vida domine o quede desatendida, sino que todas estén en proporción justa, creando un sentido de plenitud y bienestar.

En la ética aristotélica, el concepto de la mediana o el justo medio es central, y el nivel puede simbolizar esta idea. Aristóteles sostenía que la virtud reside en la moderación, en encontrar el equilibrio entre los extremos.

De la perpendicular al nivel, simboliza el movimiento desde la autoevaluación moral (plomada) hacia la aplicación de esos principios en la vida diaria, asegurando que el masón trate a todos con equidad y justicia (nivel).

La plomada asegura que el masón está bien fundamentado en sus principios, mientras que el nivel asegura que estos principios se apliquen de manera equilibrada y justa en sus interacciones con los demás.


 

La asiduidad y asistencia a logia


Desde los primeros pasos que damos en la masonería, aprendemos que nuestra evolución personal y espiritual está intrínsecamente ligada a nuestra participación activa en las actividades de la logia. Cada encuentro, cada ceremonia, cada tenida es una oportunidad invaluable para nutrirnos del saber y del calor fraternal que emana de nuestra comunidad.

La asiduidad, más que una obligación, es un compromiso con nosotros mismos y con los hermanos que nos rodean. La constancia en la asistencia nos permite no solo aprender de manera continua, sino también enseñar con nuestro ejemplo. Es en el trabajo diario, en la reflexión constante, donde logramos pulir nuestra propia piedra bruta.

Pero, además, la presencia de cada uno de nosotros fortalece el lazo que nos une como una cadena indisoluble. Cuando uno de nosotros falta, no solo perdemos su valiosa contribución, sino que se debilita el símbolo de unidad que nos caracteriza. Por tanto, estar presentes no es solo un acto de responsabilidad personal, sino también de respeto y lealtad hacia nuestros hermanos y hacia la Orden.

Sabemos que en el mundo profano las exigencias son muchas. El trabajo, la familia y otras obligaciones pueden a veces alejarnos de la logia. Sin embargo, recordemos que el templo interior que construimos requiere dedicación, y es en la logia donde encontramos los materiales y las herramientas para continuar con esa labor. Asistir, participar y contribuir activamente es la mejor manera de mantener viva la llama de la fraternidad y de nuestro propio crecimiento.

Así que os invito, queridos hermanos, a renovar nuestro compromiso con la masonería a través de la constancia. Sigamos alimentando este espacio sagrado con nuestra presencia, nuestras ideas y nuestro esfuerzo, sabiendo que cada reunión es una oportunidad de avanzar juntos en el camino hacia la luz.

Que la fraternidad nos guíe siempre y que la paz reine en nuestros corazones.