La Tolerancia ¿Un
dogma en masonería?
La
palabra tolerancia, se deriva del verbo, tollerare, del latín; que significa
soportar o aguantar. Es la actitud de la persona que respeta las opiniones
ajenas y modos de comportamiento, aunque no coincidan con los suyos.
La
tolerancia corresponde a una virtud cívica, fundamental para la praxis
democrática, enmarcada en el campo mayor del pluralismo.
La
práctica de la tolerancia, enunciada desde el primer día de nuestra iniciación,
emerge como, como una virtud, que encabeza todo pensamiento y proceder
masónico.
Siendo
el ser humano, único e irrepetible, es condición inherente también de ser diferentes, unos otros, que se manifiesta en su fenotípica,
como en su infinito universo del pensar y actuar. Por estos motivos es la base
de la convivencia social, y de un vivir en democracia, en donde el consenso de
las mayorías, prime en el desenvolvimiento de la sociedad, aunque esto no contente todos. Es por esto que el sistema democrático
es el más aceptado ante el resto de los sistemas, aunque la humilde opinión de
este escritor, es que no es el mejor. Afirmo esto considerando, que en
democracia, prima el pensamiento de la
mayoría, la cual no es la más culta, y capaz de las determinaciones que debe
conducir a un estado, la noocracia, el gobierno de los más capaces, por lógica
racionalista debiera ser el mejor. La Noocracia, es un sistema social y
político que está basado "en la
prioridad de la mente humana", según Vladimir
Vernadsky, también
se desarrolla en los escritos de Pierre
Teilhard de Chardin.
Sócrates ya sugirió este sistema. El primer intento de aplicar
esa política es tal vez el sistema de Pitágoras "ciudad de los sabios", que planteaba
desarrollar en Italia junto con sus seguidores, el orden de "mathematikoi." En la historia moderna, un concepto
similar fue presentado por Vladimir
Vernadsky, aunque no utiliza este
término, sino el término "noosfera".
Según la definición de Platón, noocracia se considera como el sistema político del futuro para toda
la raza humana, sustituyendo a la democracia (“la autoridad de la multitud") y a otras formas de
gobierno. La aristocracia de los sabios (mirar Sofocracia), tal como definió Platón es un sistema Noocratico.
Retomando
la idea de la tolerancia, en nuestro país el 50,4% de la población cree que los
chilenos somos más tolerantes que hace diez años. Así lo reveló una encuesta
realizada a nivel metropolitano por la empresa Ipsos a solicitud del Ministerio
Secretaría General de Gobierno y la División de Organizaciones Sociales (DOS).
Pese
a este resultado, el 77,2% de los encuestados señalaron que creen que como país
debemos avanzar aún más en este tema y que todavía nos falta por avanzar en
materia de tolerancia. Entre los resultados que arrojó el sondeo, se desprende
que el 73,6% de los entrevistados confesó no haber sido nunca objeto de
discriminación y el 80% de la población se muestra partidario de legislar para
castigar las actitudes discriminatorias.
Asimismo,
el estudio destaca que entre quienes reconocen haber sufrido discriminación
(26,4%), un porcentaje mayoritario indican que las principales razones para ser
discriminado son: grupo socioeconómico (42,6%), edad (41,3%) y aspecto físico
(27,1). Por otra parte, al denominar cuál es el lugar en que más se han visto
afectados es en el trabajo (38%).
Un
dato preocupante, y para tener en consideración, lo constituye el hecho que
dentro del porcentaje de personas que reconoce haber sido discriminado, un 10.9%
dice haber sufrido de esta situación al interior de su casa o con su propia
familia. Esta cifra supera a otros puntos donde se señalaba que se producían
situaciones de discriminación, tales como un centro de estudio (7.3%); una
comisaría (7.1%) o un restaurante (4.9%).
Si
nos remontamos a Gandhi (1869-1948). Señala no me gusta la palabra
"tolerancia", pero no encuentro ninguna mejor. El amor nos enseña a
tener por la fe religiosa de los demás el mismo respeto que tenemos por la
nuestra. La tolerancia no es indiferencia por la propia fe, sino amor más puro
e inteligente por esta fe. Está claro que la tolerancia no es confusión entre
el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto. Sin embargo, señalaba, la
tolerancia es ya un gran paso, sobre todo cuando educa en el conocimiento y en
el respeto del otro, del que es distinto, del extraño. Este comportamiento no
debe ser indiferencia, confusión o sincretismo vano y vago. Es conciencia de la
diferencia, pero también de la posibilidad - a través de un diálogo recíproco -
de alcanzar una convivencia, una armonía, una solidaridad. Gandhi decía que no
es solamente no hacer mal al otro, sino también ayudarlo a superar las
dificultades de ser extraño para sentirse acogido y respetado echando fuera
miedos y reacciones guerreras.
En nuestro país, en una carta al director, toca la distancia entre las leyes y sus
aplicaciones y la impunidad, en el siguiente comentario en su parte primera al
diario El Mercurio de Santiago de Chile dice, Señor Director:
"El
peligro de la tolerancia y el dejar hacer puede significar el derrumbe del
orden social establecido. Hoy vemos cómo los niños, menores de edad, se toman
los colegios, escupen a los mayores, destruyen mobiliario escolar, o simplemente
decretan paro de actividades.
¿Dónde están sus padres?, ¿qué hacen las autoridades locales, municipales y, en último término, el Gobierno? Conversan con ellos. Se buscan soluciones. Dialogan. Bien, pero los niños continúan. Piden más, y vuelven a pedir más. El riesgo de exponernos como adultos a sus exigencias, más allá de que sea legítima o absurda, es inaceptable.
¿Dónde están sus padres?, ¿qué hacen las autoridades locales, municipales y, en último término, el Gobierno? Conversan con ellos. Se buscan soluciones. Dialogan. Bien, pero los niños continúan. Piden más, y vuelven a pedir más. El riesgo de exponernos como adultos a sus exigencias, más allá de que sea legítima o absurda, es inaceptable.
Este
es un problema social o sociológico. ¿Cómo abordarlo?, ¿por la fuerza?,
¿suspendiendo a quienes dirigen al alumnado, expulsándolos? Claramente hay que
adoptar una solución como sociedad”. Dice en su parte medular.
Después
de recurrir a estos extractos de ideas a modo de introducción, volvemos a la
idea de la tolerancia considerada unos de los pilares de la masonería, como un
valor irrenunciable, casi imponible, si no practico la tolerancia; no puedo ser
masón, y en nuestro entorno nacional, se habla más que nunca, acerca de la
tolerancia y discriminación.
Tanto
en logia, como en la comunidad profana; ¿hasta cuándo hay que ser tolerante?
Está claro que la tolerancia debe ser practicada, hasta que los sujetos, sobre
los cuales hay que practicarlas, caen en la franca inmoralidad o criminalidad,
no se puede tolerar, el abuso de las libertades, el atropellos de los derechos y
libertades de cada ciudadano, sin perder el norte, que todos los derechos,
están sujetos a el cumplimiento de los deberes que la misma sociedad que otorga
estos derechos, impone el cumplimientos de los deberes. Esto en un contexto que
el ciudadano acepta vivir, al amparo de una sociedad que les otorga muchos beneficios,
pero, que requiere de él, un compromiso que debe cumplir.
No
hay duda que en nuestra sociedad tanto masónica como profana, estamos falto del
respeto y disciplina, lo que permite un desarrollo no armónico de ellas. Cabe
pensar cuan responsable somos cada uno de nosotros, de estas falencias;
propiciando en nosotros mismos y demás, la falta de compromiso con el bien
común, protegiendo estas situaciones con una mal entendida tolerancia, que a
veces, se ve como desinterés de lo que pasa tanto en logia como fuera del
templo.
Hoy
más que nunca, se requiere activa participación del masón, tanto en su logia
como en la actividad convulsa de nuestra sociedad, llevando como bandera la
tolerancia, pero no como un dogma, sino con reflexiva aplicación; así como también
alzar la voz, para condenar el mal, la injusticia y el crimen. La tolerancia no
es un dogma.
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