lunes, 19 de octubre de 2020

 

JONIA; LA FILOSOFÍA MILESIA: TALES, ANAXIMANDRO, ANAXÍMENES




 

 Las ciudades griegas de Jonia, situadas sobre las costas del Asia Menor, en la época de los primeros albores de la filosofía griega fueron quizá las más ricas y las más altamente civilizadas de las comunidades griegas. También parecen haberse distinguido por una actitud de desapego e indiferencia religiosa. Así vemos que los filósofos jonios muestran una notable indiferencia por la religión tradicional, lo que no quiere decir que no se sintieran profundamente afectados por ciertas modalidades griegas primitivas de considerar el mundo, que también hallan expresión en los mitos tradicionales.

 La primitiva filosofía jonia se halla representada por una sucesión de tres hombres: Tales, Anaximandro y Anaxímenes, todos de Mileto, que por esa época era la más rica y poderosa de las ciudades jonias. De ahí que el grupo reciba a menudo el nombre colectivo de milesios. El primero de ellos Tales, por tradición uno de los Siete Sabios de Grecia, no parece haber dejado nada escrito y nuestro escaso conocimiento de su doctrina descansa en una tradición que no se remonta más allá de Aristóteles, y así bien cada uno de los otros dos parece haber escrito una obra en prosa han desaparecido y otra vez es Aristóteles nuestra fuente más antigua para el conocimiento de sus respectivas doctrinas. En primer lugar, mostraron sumo interés por aquella habilidad técnica que, junto con la magia y la astrología, formó la sustancia de la antigua sabiduría sacerdotal de Babilonia. Fueron astrónomos prácticos, agrimensores y geógrafos. Tales predijeron eclipses, Anaximandro pasa por haber inventado el reloj de sol, haber dibujado el primer mapa y ser autor de varios e importantes descubrimientos astronómicos. Se sintieron fuertemente atraídos por los meteora, es decir, por los fenómenos que se producen en las regiones situadas por encima de la superficie terrestre, el estado atmosférico y los movimientos de los cuerpos celestes.

 

 

QUE SIGNIFICABA LA FILOSOFÍA PARA LOS ANTIGUOS

        
                                  

La filosofía, en el sentido que generalmente se daba a la palabra en el mundo antiguo, puede definirse como la búsqueda de la verdad sobre la naturaleza del universo y del hombre, búsqueda que los antiguos filósofos y del hombre, búsqueda que los antiguos filósofos pensaron que podía conducir al logro y conocimiento seguro de esa verdad. Por otra parte, en el mundo antiguo no se experimentaba aún la necesidad de separar la filosofía de la teología y de la ciencia, lo que podría haber exigido una definición más precisa y elaborada. El primero de esos orígenes se produjo entre los jonios, alrededor del año 600 a.C., y su fuerza impulsiva parece haber sido lo que Aristóteles señaló como el comienzo de toda filosofía: la maravilla, la curiosidad por la naturaleza de las cosas, el deseo de conocer por conocer. La pregunta fundamental de los jonios es la siguiente: "¿Por qué las cosas son como son y acontecen como acontecen? ¡Qué curioso es el mundo!" En el segundo origen acaecido en las ciudades griegas del sur de Italia durante la segunda mitad del siglo VI a.C., el anhelo que llevó a buscar la verdad era distinto. Tratábase del ansia de definición, de la semejanza con Dios hasta donde ello fuera posible, a fin de evadirse de la vida mortal y retornar a aquella existencia divina de la que se creía que el alma había caído. La pregunta fundamental de los itálicos, de los pitagóricos, era: "¿Cómo puedo libertarme del cuerpo de esta muerte, de esta amarga y fatigosa rueda de la existencia mortal, y volver a ser un dios?"

 

Surge la pregunta, ¿Qué busca el homo sapiens en general, y el practicante del arte real en particular?